jueves, septiembre 02, 2004

Agua con nitratos ¿y qué?

"La indiferencia hace sabios y la insensibilidad monstruos".
Denis Diderot. Escritor francés. Siglo XVIII

J. JAVIER BELMONTE
El sabio, como juicioso, prudente, que cuida su comportamiento y el modo de conducirse por la vida, ha de denotar frialdad y su estado de ánimo no ha de sentir, a priori, inclinación ni rechazo hacia algo o alguien. Pero como la mayoría de los mortales, sigue la tendencia natural del hombre y tarde o temprano, a pesar del conocimiento profundo que ha adquirido a través del estudio o de su experiencia, le afloran emociones y sentimientos.

Si no soy sabio, ¿Además tengo que ser sensible?
La búsqueda de sensaciones nuevas nos rodea. Está bien la lucha por la conquista del nivel de audiencia con lo que algunos denominan "telebasura", así tenemos cada vez "imágenes más impactantes". Otro ejemplo, la Dirección General de Tráfico intenta sensibilizarnos buscando nuevas fórmulas con mensajes en la carretera del tipo "El puente de agosto de 2003, 57 muertos", después de una campaña con imágenes sangrientas de accidentes y accidentados, cual telediario a la hora de la cena, con atentados suicidas y víctimas amputadas. ¡Qué ilusos, a mí solo me preocupa la posibilidad de retirada del carné, tras un control de alcoholemia!.

¿Nitratos? ¡Yo bebo agua embotellada!
La insensibilidad llena lo más cotidiano, hasta nuestro propio entorno, hasta nuestro propio chalet o piso. A mí, ¿Qué me importa que el agua tenga nitratos?. Tiene nitratos y los ha tenido desde siempre, no es un problema nuevo ni exclusivo de L'Eliana. Tanto que hablan de los nitratos últimamente. ¿A mí que más me da?, yo no tengo problema, ¡Yo bebo agua embotellada!, lleno garrafas los fines de semana en algún manantial o me compro un filtro de ósmosis inversa doméstico que elimina los nitratos en el grifo de mi propia casa, para mantener mi calidad de vida particular y los demás que se apañen.

Escribo, escuchando un DVD en mi ordenador "Los Sonidos del Silencio de SIMON & GARFUNKEL", aflorando emociones y sentimientos de mi juventud.

Lo siento me resisto a convertirme en un monstruo.

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