Los técnicos y directivos de Ferrocarrils de la Generalitat estuvieron obligados a negar las evidencias sobre las circunstancias que envolvieron la tragedia de metro del 3 de julio de 2006 en la que fallecieron 43 personas y 47 resultaron heridas.
El segundo informe que preparó la consultora HM & Sanchis con las respuestas que debían dar en la comisión de investigación de las Cortes no dejaba margen para que los empleados de FGV usaran su sentido común o su criterio para contestar las cuestiones que les plantearon los políticos.
FGV: «No había ninguna denuncia relativa a ningún punto negro»
En la pregunta 23 de la página 7 del informe entregado el día 25 de julio de 2006 se muestra uno de los principales ejemplos de que los empleados debían faltar a la verdad. En el texto se indica que «sabiendo que había puntos negros, por diferentes denuncias de los sindicatos, ¿por qué no se han tomado las medidas pertinentes antes del accidente?».
La contestación demuestra que el argumentario estaba completamente dirigido: «No había ninguna denuncia relativa a ningún punto negro por parte de los sindicatos ni por parte de nadie». Registro de anomalías
Un argumento que demuestra claramente que a los trabajadores se les exigía que mintieran porque en el trazado ferroviario había muchos puntos negros registrados por los propios técnicos de FGV. Al igual que en la red de carreteras, la empresa de transportes hace periódicamente inventarios de las zonas por su peligrosidad de la vía o porque se han producido accidentes. En estos partes se detalla el punto kilométrico, la curva, cambios de agujas, entrada a la estación, etc.
De hecho, la curva de Jesús estaba catalogada como punto negro por peligrosidad, de ahí que se hubiera limitado la velocidad en dos ocasiones, en menos de un año, para evitar descarrilamientos.
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