Internet para ricos y para pobres
Con la caída de la Neutralidad de
la Red, el usuario perderá, no solo la libertad de ver lo que quiera, sino que
además le cobrarán más
Foto: Manifestación en defensa de la Neutralidad en Internet, cadenaser.com
En Europa la
Neutralidad de Internet de momento está garantizada por normativa, pero solo es
cuestión de tiempo que las grandes multinacionales de telecomunicaciones
presionen para suprimir también en Europa dicha garantía
Internet
es un conjunto descentralizado de redes de comunicación interconectadas que conforman
una red única y de alcance mundial. Uno
de los servicios que más éxito ha tenido en Internet ha sido la WWW o Web, pero
existen muchos otros servicios y protocolos en Internet: correo electrónico, transmisión
de archivos y multimedia, conversaciones en línea, mensajería, telefonía,
radio, vídeo, televisión, periódicos y libros electrónicos, acceso remoto a dispositivos, comercio y financiación electrónica, educación
distribuida, trabajo colaborativo, aplicaciones, redes sociales, juegos en
línea, etc.
Pero
este mundo, al que ya todos estamos habituados de manera esencial, está en
riesgo debido a la posible pérdida de la Neutralidad en Internet. La Neutralidad es el principio por el cual los
proveedores de servicios de Internet y los gobiernos que la regulan deben
tratar a todo tráfico de datos que transita por la red de igual forma, con
igualdad, sin cobrar a los usuarios una tarifa dependiendo del contenido,
página web, plataforma o aplicación a la que accedan. Neutralidad que el mes pasado dejó de existir
en EE UU, cuando la Comisión Federal de Comunicaciones del Gobierno de Trump
puso fin a la Neutralidad de la Red impulsada por Obama. En EE UU desde el mes
pasado el proveedor de Internet contratado podrá cargar tarifas adicionales por
la prestación de determinados servicios, con ello el usuario perderá, no solo
la libertad de ver lo que quiera en la red, sino que, además, le cobrarán más.
Al usuario que no pague le afectará en tres aspectos relevantes: bloqueo de
contenidos, ralentización de servicios para priorizar aquellos por los que se
pague una cantidad adicional y el privilegio de los servicios propios con unas empresas
de telecomunicaciones cada vez más creadoras de contenido, convirtiendo
Internet en un espacio para ricos y pobres.
Editado en la edición de enero del periódico L'Eliana 2000
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