miércoles, junio 04, 2008

´Eliana´, cantata jubilar

En el Palau de la Música


RAFAEL PRATS RIVELLES

Por la mañana, una cantata profana, en el Palau de la Música de Valencia. Por la tarde, música barroca de palacio y taberna, en el templo parroquial de L'Eliana: fandangos, tientos, pavanas, folías y chaconas, de varios autores, desde José Blasco de Nebra a Domenico Scarlatti, a cargo de Forma Atiqua, grupo formado por los hermanos Zapico, Pablo (guitarra), Daniel (tiorba) y Aarón (clave).

El pasado sábado la localidad del Camp de Túria tuvo un día musical.Fue estreno mundial, en una Sala Iturbi casi llena. En la primera parte, El Torico de cuerda, pasodoble de Luis Serrano, en el que la Banda Sinfónica de la Unió Musical de L'Eliana puso de manifiesto todo su potencial; a continuación, La Divina Comedia, una americanada, superficial y pretenciosa, secuela de Aaron Copland, compuesta para banda por Robert W. Smith, en la línea del certamen valenciano de este tipo de música, con aires de banda sonora de película de serie B y pasajes que recordaban demasiado otros de Carmina Burana, la obra que Carl Orff estrenara en 1938.

La Unió Musical rayó a buena altura con este trabajo que apenas describía, como debió ser su propósito, el monumento literario de Dante Alighieri.La segunda parte estuvo dedicada a Eliana, subtitulada cantata jubilar por cuanto desea recoger el júbilo de un pueblo que ahora celebra el 50 aniversario de su emancipación municipal. Obra creada por el músico Vicent Roncero y el poeta Antoni Ferrer, ambos vecinos de la localidad e interpretada por el orfeón y la citada banda de la Unió Musical, el Cor de L'Eliana y el Cor de Col.legi Helios, la soprano Gloria Faubel, el barítono Lluis Martínez y el narrador Gabriel Pareja Lloréns, todos bajo la dirección del titular de la banda, José Tomás March.

La obra me pareció interesante, muy correcta e incluso me emocionó en algún momento, aunque merecería perfeccionarse. Así se lo hice saber al propio autor quien está dispuesto a hacer cuanto sea menester para mejorarla. Aunque mejor sería saber la opinión de Alfredo Brotons que sabe más que yo, me permito decir que la interpretación necesita de más ensayos y que la partitura cuenta con momentos fatigosos e innecesarios, varios minutos correspondientes sobre todo a la parte instrumental, por lo que, si su duración es de 45 minutos, habría que dejarla en 30 o 35 y así quedaría más atractiva, más redonda.No hay que olvidar que se trata de un trabajo de encargo. Como en los viejos tiempos, a iniciativa del poder eclesial, el poder cívico hizo la petición al autor.

RAFA.PRATS@telefonica.net

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