MOISÉS RODRÍGUEZ L'ELIANA lasprovincias.es
Un avión vuela a baja altura sobre un chalé en plena maniobra de aterrizaje en el aeropuerto de Manises
Están a punto de dar las 6.30 horas en un chalé de la urbanización Montesol de L'Eliana. Suena un despertador en medio de la madrugada e instantes después se ilumina una ventana. Ha empezado una larga jornada de trabajo para uno de los pocos vecinos de la zona, mientras muchos otros apuran sus vacaciones en esta zona residencial. Apenas media hora después ha despuntado el alba, momento en que las aves que dormían plácidamente en los árboles diseminados de las áreas pobladas y en los del bosque de la Vallesa tocan diana. Otro pájaro, este de hierro y grandes dimensiones, apaga por instantes el trino de todos ellos con un ensordecedor estruendo.
Son las 7.01 horas. El madrugador vecino de L'Eliana que lleva media hora repasando apuntes, mira hacia el cielo por primera vez. Observa durante 30 segundos cómo una luz roja intermitente, lo más visible del avión a cuando la noche todavía desafía a los rayos solares, se acerca desde el este y se pierde en dirección a Vilamarxant. Garabatea algo en una libreta y vuelve a concentrarse, o a intentarlo, en los folios.
Imposible. En lugar de en L'Eliana, parece que está en Xirivella o Aldaia, donde ya tienen casi asumido el continuo trasiego de aviones. Apenas pasan tres minutos y un nuevo rugido avisa de la llegada de otro pájaro metálico. El sol ha ganado la batalla a las tinieblas y ya se atisba que la nave se aleja en dirección norte, hacia Bétera. Este ha pasado más cerca y el ruido ha sido mayor.
Tráfico intenso a primera hora
El tráfico es intenso a primera hora de la mañana en el aeropuerto. Dos aviones más despegan pocos minutos después de las 7 y sobrevuelan a las 7.12 y 7.14 el término de L'Eliana hacia Cataluña y Europa.
Ya ha amanecido pero el sol no ha disuelto todavía la agradable humedad de la madrugada de finales de agosto. El que escribe ha dado cuenta del helado y sigue trabajando, aunque cambia su ubicación por otra donde divisa mejor el cielo.
L'Eliana, como San Antonio o Paterna todavía duermen, sobre todo sus zonas residenciales, que multiplican en verano el número de vecinos debido a que son muchos los que allí disfrutan de sus vacaciones. La CV-35, la carretera hacia Ribarroja o las principales arterias municipales soportan un tráfico todavía insignificante, por lo que reina el silencio.
Los pájaros vuelven a anunciar el inicio de la jornada tímidamente, como tratando de no quebrar el sueño de los vecinos. Llegan las 7.35 y el quinto avión que sobrevuela la zona en media hora pasa realmente bajo. Nueve minutos después, a las 7.46, otro avión traza la ruta Manises-L'Eliana-San Antonio empeñado en establecer la mejor marca del día en el sonómetro virtual: este será el más ruidoso de la madrugada.
Los de las 7.52 y 8.06 horas se le acercan ni de lejos. Estos vuelos habrán causado más molestias en Entrepins, urbanización que han sobrevolado rumbo oeste para enfilar el camino a Madrid. A las 8.15 pasa otro avión hacia Bétera, pero el estruendo se disuelve entre los ruidos de los vehículos de los vecinos que van al trabajo o a comprar el pan.
El ciudadano madrugador cierra su libreta. Ya tiene suficiente: sabe el por qué de las quejas de la Asociación de Vecinos de Montesol y Adyacentes, que esta semana han amenazado con denunciar a AENA y al Ministerio de Fomento si los aviones no dejan de sobrevolar L'Eliana.
Fuera de los pasillos aéreos
Estos residentes, junto con el alcalde de L'Eliana, José María Ángel (PSPV), prevén reunirse en septiembre con el delegado del Gobierno, Ricardo Peralta, para exigir más sanciones para los aviones que sobrevuelen la localidad. Alegan que el término no está afectado por los pasillos aéreos dibujados en el mapa del ruido del aeropuerto.
Dos días después, San Antonio de Benagéber se adhiere a las quejas. El Ayuntamiento colocará sonómetros para comprobar si los aviones incumplen la normativa. Son las primeras quejas por ello y la inseguridad que generan las naves al sobrevolar aéreas urbanas durante el despegue. Llíria sufre el paso de aeronaves a baja altura sobre la población antes de aterrizar a 16 kilómetros de allí.
El problema no es nuevo. Valencia denunció hace ya dos años el paso de aviones que por poco no rozaban las fincas. Poblaciones que lindan con el aeropuerto de Manises, como Aldaia, Xirivella o, incluso, Torrent, llevan años quejándose de lo mismo y pidiendo compensaciones. Mislata ha propuesto a AENA que las aerolíneas paguen una tasa con las que se podrían dar ayudas a los afectados por el trasiego de aviones sobre sus casas.
Han sido varias las reuniones entre los Ayuntamientos afectados por el aeropuerto. Las quejas de Camp de Túria dan nuevos bríos a las reivindicaciones de la capital y las localidades de l'Horta más cercanas a la gran urbe. El debate sobre las ventajas e inconvenientes del aeropuerto junto a zonas urbanas vuelve a estar servido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario